lunes, 25 de enero de 2010

Las chicas del perpetuo desorden


Les quiero contar del Club del Libro y de las chicas del perpetuo desorden. Yo soy una de ellas. Así bautizó, nuestra pintora chilena, poseedora de todos los colores, al club del libro que hace reunir a chicas de espíritus empapados con aires del sur, el último viernes de cada mes. Allí, además de hablar, discutir, y opinar sobre un libro, nos mezclamos en un grato desbarajuste de opiniones diversas, chistes maliciosos y sagaces, interrupciones y risas, y sobre todo deleite. Todo esto a pesar en primer lugar, de los arrojos de la coordinadora del orden en oficio ese mes, que bien pudo haber recurrido a una sombrilla o un molinillo de café para dar razones de su autoridad (algunas han revelado reales muestras de estudio paciente con la utilización de técnicas socio sicológicas acerca de las reglas conversacionales) y a pesar, en segundo lugar y no menos meritorio del legado grandioso y denodado de nuestra antigua fundadora/organizadora y actual Doctora Honoris Causa del Club: Adrianita.
Somos el book club de las “Chicas del perpetuo desorden”. Ya no somos realmente tan chicas ni tampoco el productivo desorden es tan perpetuo. También hacemos distinción de algunas cosas sensatas y organizadas de las que nuestro buen nombre se nutre. La distribución de la faena para cada mes es voluntaria y creativa. Desde la primera reunión del año no solo votamos por los libros a leer, sino también dejamos arreglado donde serán las reuniones, quien traerá algo salado para compartir, algo dulce para disfrutar, quien proveerá la información acerca del libro y autor, y por supuesto quien será la heroína en la batalla de hacernos tomar turnos para hablar. Debo aclarar que tenemos momentos lúcidos, serios y emocionantes (los hemos tenido embarazosos también). La votación por los libros me encanta. Cada cual presenta como máximo dos libros, la propuesta debe estar escoltada por una corta reseña y posibles lugares de compra o ganga. El día de la reunión que da comienzo a nuestro casi año de lectura (ni jurídico ni fiscal, sino madre/esposa/conveniente) cada una de nosotras defiende su proposición y luego votamos. El orden de la lectura va con el número de votos, aunque a veces hay algunas permutas en dependencia de la cantidad de páginas o temática del libro.
Cuando yo me incorporé al club ya tenían casi dos años de fundado, hoy ya cumplió seis. Luego tuve que salirme un tiempo por razones de trabajo y pronto regresé. En el período que estuve fuera realmente me di cuenta de lo importante que eran para mí aquellas reuniones de los últimos viernes de cada mes, y de cómo extrañaba la sensación de beneficio en diferentes maneras que siempre me quedaba al salir, por esa búsqueda colectiva no solo sobre nuestra cultura sino también sobre la cultura universal, y de lo mucho que uno aprende y comienza a valorar la opinión de aquellas personas que por su experiencia o sus prácticas profesionales nos traen nuevas maneras de ver el mundo. Todo girando alrededor de un seductor motivo, leer un buen libro. Suele suceder que a veces no es tan bueno, pero de esas experiencias también salimos bien paradas.
Somos doce perpetuas desordenadas y la mayoría (yo incluida y en primer lugar) vivas vocingleras; y ese seductor motivo nos unió a muchas que no nos conocíamos antes del club, y les procuró a las que ya se conocían otro impulso para disfrutar el tiempo y la amistad, y nos da a todas en general una gran alegría el reunirnos ese día, comer juntas, contar sobre los últimos acontecimientos de los hijos y la escuela, los maridos, el trabajo, los viajes, el país, y las preocupaciones y las guerritas de cada día, además de vernos a través de nuestra diferente y única interpretación de lo que hemos leído. Venimos de lugares diferentes, tenemos estilos disímiles de vida, creencias, religiones y sensibilidades que varían, unas estamos más cerca, otras más distantes, algunas nos vemos solamente esos felices viernes, otras más a menudo. A veces nos ausentamos porque los turnos médicos, porque las escuelas de los muchachos, porque el trabajo y la vida nos obliga a ajustarnos, pero sabemos que ese fue un día que pudo haber sido mejor, en medio de los saludos alegres, las felicitaciones de cumpleaños, las risas alborotadas, la celebración de la comida y la siempre riquísima y apasionada charla sobre el libro leído.
Este próximo viernes ahí estaremos otra vez. Y después de algunas retiradas por el diciembre frio y festivo, estaremos de festejo con mucho por contar, discutir y detallar y auguro esplendorosas interrupciones sin hacer caso alguno de la pobre coordinadora del orden. Ya les contaré.

3 comentarios:

  1. Fermina ..Fermina..que lindo e interesante has descrito nuestro particular club. Creo que lograste describir a la perfección nuestro querido grupo. Me dejaste sin palabras y además emocionada..como siempre. Nos vemos mañana en nuestra reunión mensual donde uno de los comentarios será este blog tuyo donde demuestras tus habilidades de escritora. Por cierto me encantan las fotos!!

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  2. Hola chica:
    Gracias como siempre por tu comentario. La reunion estuvo buena, a versi esta semana despues de todo el trajin que he tenido puedo comentar sobre nuetras opinion acerca del libro.
    Besos
    Estoy tratando de poder tener un link con las fotos, pero ando perdida en estos asuntos tecnologicos!
    Nos vemos

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  3. Fermina, que bien que escribes, que pena no tener mas tiempo hoy para seguir leyendo. Me alegro haber conocido de la existencia de este blog. UN BESO, DE UNA AMIGA.

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