viernes, 17 de diciembre de 2010

Cuando un amigo se va...

Para F. (desde este post)

Donde estés, a donde vayas…te acompañarán todos y cada uno de los que te amaron. Todos y cada uno de los recuerdos de los que te amaron serán abrigo. Ve tranquilo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

A must read

Discurso de Mario Vargas Llosa en la entrega del Permio Nobel.
7 de Diciembre del 2010.
(fragmento)
Lo recomiendo muchisimo...

“…Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.
La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan…”



miércoles, 15 de diciembre de 2010

Una Navidad cubana

No sabía lo que era la Navidad. Alguna noche de algún 24 de Diciembre escuché pálidas evocaciones de pavos asados con naranjas o rellenos a la francesa con carne y foie gras, y suaves murmuraciones de mi tía, que siempre fue de muy buen comer, añorando los exquisitos turrones de la temporada. No se hablaba de los árboles de Navidad ni de luces y mucho menos de ningún Santa Claus metiéndose por una chimenea trayendo regalos. La Navidad no significó nunca nada. (…ni siquiera sabia por qué la cantaban José Feliciano o José Luis Perales…). Diciembre era el último mes del año, era la expectación del 1ro de Enero para celebrar la Revolución, el Socialismo y dar gracias a Fidel.
Ahora la Navidad para mi familia es algo diferente. Aun no le damos un significado social o religioso, pero aprendimos a esperarla con un júbilo distinto. (Aunque nuestro hijo que vino con cuatro añitos disfrutó muchísimo escribir cartas a Santa y esperar sus regalitos la mañana el 25). Después de tanta vida a oscuras nos dejamos deslumbrar por la iluminación, el colorido, la fluorescencia. Nos dejamos consentir por la época del año y nos procuramos regalitos y antojos. La Navidad nos regaló otro motivo para reunirnos familia y amigos y comer frijoles, yuca y piernita asada como los días en que las abuelas nos consentían. Nos contamos los últimos encuentros y noticias de la isla y rememoramos los antiguos diciembres. Cantamos boleros, bailamos casino y nos complacemos con la extraña conmoción de poder brindar por una Cuba Libre sin miedo al vecino. Nos abrazamos, nos queremos, nos besamos.
No me he cuestionado mucho de dónde viene, por qué o cómo apareció la tradición. No lo necesito a estas alturas. Quiero que siga siendo lo que ha sido estos últimos años. Quiero que la magia que nos trajo (y que nada tiene que ver con tiendas abarrotadas, derroche, o enloquecimiento) podamos compartirla como hasta ahora cada noche de 24 de diciembre con música, canto, carcajadas y un traguito de ron.
Por si las ocupaciones de estos días no me dejan pasar por aquí les deseo una Feliz Navidad, Noche Buena o como le llame cada cual, una radiante y plácida noche de fin de año y un esplendoroso 2011 a todos. Todos ustedes, que cada día me han hecho sentir que puedo comunicarles algo y además lo consiguen apreciar. Mis agradecimientos y un abrazo cubano.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El invitado "especial"

Deberíamos sencillamente pasar la página del periódico y dejarlo así, ya que ellos han logrado entenderse. Pero como mi estómago se tuerce y aquí también es un sitio donde me gusta conversar, no puedo sencillamente dejarlo ir “así no más”.

¿Ya vieron a Raúl Castro celebrando Hanukkah con la comunidad judía en la Habana? Con traje formal y kipá encendió la primera vela de la menora. ¿Qué bendición recitaría este asesino de sangre fría al encender una luminaria en un día y lugar como este? ¿En que piensa la comunidad judía cuando deja entrar en sus recintos a esta clase de gente, en que piensa la comunidad judía cuando accede a este tipo de circo? No tengo más elementos que los que leo en la prensa, que las pruebas gráficas del hecho, pero que me perdonen si me comporto intolerante. ¿Los judíos, precisamente la comunidad judía de Cuba? Los Castros, una familia, un gobierno que persiguió cualquier creencia religiosa, que mató la fe, que metió en cárceles a hombres y mujeres por poseer una medallita de San Judas, o un crucifijo o tenían cuadros de Jesucristo en las paredes de su casa (al que muchos niños nacidos con la Revolución confundían con Camilo Cienfuegos). No, no estoy de acuerdo con el rencor, pero no dejaré entrar al asesino de mis hermanos, de mi familia, de mi pueblo a celebrar mi tradición, mi más íntima espiritualidad, cualquiera que esta sea. La comunidad judía tiene a uno de los suyos preso en las cárceles cubanas hace casi un año. Un judío norteamericano, Alan Gross fue detenido en el aeropuerto de la Habana a punto de regresar su casa. Se encontraba en Cuba para instalar y dar servicios de equipos de comunicación justamente a la comunidad judía en Cuba, la cual ahora no lo reconoce. Gross fue arbitrariamente preso, digo, secuestrado, y aun continua en un estatus desconocido, sin cargos oficiales, sin juicios previstos.
Su esposa, que por primera vez se encontró con él en Cuba en el pasado mes de Agosto, ha pedido al gobierno cubano que lo libere, le ha escrito personalmente al verdugo Castro implorando el regreso de su esposo que además tiene una hija con cáncer. La señora Hilary Clinton, el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para Latinoamérica, Arturo Valenzuela, y muchos más han pedido ante gobiernos ayuda para este caso, han intervenido en la ONU, han propuesto negociaciones, pero nada es suficiente para estos sicarios. Dicen las malas lenguas que el asesino quiere algo a cambio: sus cinco "heroes" espias/terroristas condenados en los Estados Unidos. Seguramente. Por el momento, vuelvo a preguntarme ¿qué hacia este monstruo que, como diría mi abuela, "no cree ni en la madre que lo parió", celebrando junto a los judíos en una ceremonia religiosa donde la tradición elogia la independencia?

viernes, 3 de diciembre de 2010

Del Coney de la Habana a Disney...

No, no fueron dos semanas de vacaciones. Solo una y luego la semana del regreso de las vacaciones que como muchos saben, sobre todo las que nos quedamos en casa, es como reencontrarse con la barbarie de un “breaking and entering”. La salida de siete días atrás dejó los trastos del desayuno sucios, la basura sin botar, la hecatombe de ropa por los "mete y saca" de última hora en las maletas, y el closet de la cocina atropellado después de rebuscar provisiones para más de 10 horas de viaje. La semana del regreso de la semana de vacaciones es el banco, el correo, el baño del perro que dejamos con los amigos, la compra del mercado, y el “pontealdia” por teléfono… Nos fuimos a la playa primero, que como cubanos cuadraditos, adoramos y nos deleitamos desde el balcón al mar con un café o un vino pero no metemos ni la puntica del dedo en el agua, que está congelada y no es transparente. De allí nos fuimos a Disneyworld. Por tercera vez. Con más de cuarenta años en las costillas y un hijo adolescente aun seguimos disfrutando de este lugar cada rincón: desde los que hacen correr tu adrenalina como caballo desbocado hasta los que te cuentan como los astronautas se pueden sentir en sus cámaras o te recrean un proceso de evolución lleno de aventuras y sorpresas y los que te dejan boquiabierto con exóticos pájaros amaestrados y recuperados de la extinción. No hay tiempo para aburrirte y puedes comerte tres helados diarios que con tanta caminata estoy segura que no hay mucho de qué preocuparse. Y los detalles, cada uno de ellos, son impresionantes.

Por supuesto, Disneyworld también tiene sus detractores, pero como ven, esos no somos nosotros. Yo creo, que cada niño de este mundo debería tener el derecho y la oportunidad para llenar sus ojos también de estas maravillas. Y por supuesto, nosotros tenemos la esperanza de que algún día todos los niños de nuestra familia puedan conocer estos parques. Como nos dijo nuestro hijo, “si mamá, alguna día, aunque sea como ustedes a los cuarentas años”…espero que antes mijo, espero que antes.
Sí, porque nosotros ni siquiera conocimos las viejas "montañas rusas" de madera del Coney Island de La Habana que estuvo cerrado muchísimos años y según cuentan ha reabierto con la ayuda de algún “país amigo”, lo han renombrado "La isla del Coco" y donde además de entretenerse y divertirse todos los integrantes de la familia, también suceden cosas prodigiosas como algunos trasiegos, reventas, y otras pillerías. Mis memorias, como las de tantos, se quedaron apretujadas mirando de lejos los destartalados y herrumbrosos restos de "aparatos" del Coney y en el pequeño y pobre parquecito del Vedado al que haciamos un viaje de fiesta: "Jalisco Park".

Bueno, pues nada que quería contarles que cargamos pilas, nos hemos divertido mucho, y aquí estamos de vuelta a la rutina. Y seguramente habrá cuarta vez…


viernes, 19 de noviembre de 2010

La jodida memoria...

No importa si es Abril, Noviembre, o la tempestad o estos treinta años que han sonado como abejones desmandados en mis huesos. Las cartas en las bolsas viejas, el retozo de la memoria en el insomnio, la conversación que restituyó alguna palabra. Cuando te llega la sensación de dolor sin dolor, de angustia sin angustia, solo la sensación y el recuerdo del miedo. Las imágenes se convierten en la antigua película silente del domingo en la mañana. Los vi pasar, los vi caer, los vi…y nunca dejé de verlos. Y que jodida la cosa, y que jodidos estamos en algún punto o en varios. Y esa fui yo…que solo vi. Y hoy, que preparo maletas para unas lindas vacaciones de Thanksgiving, tuve que flaquear sobre mi paso sin saber por qué. Bueno claro, porque hablé contigo, porque busqué las maletas en el closet, porque fue su cumpleaños, porque leí el Blog de El Penthuose de Heriberto, o porque la vida…y me voy.

viernes, 12 de noviembre de 2010

"La Cuba de Oscar"

Ha pasado casi un mes desde el día 15 de Octubre del 2010 en que Winnie Biscet, la hija del Dr. Oscar Elias Biscet, luchador cubano por la libertad de su pueblo y defensor de los derechos humanos, encarcelado, torturado y humillado cada día, colocó una carta de peticion en una página de internet pidiendo la liberación incondicional de su padre. Esta petición va dirigida al Presidente Barack Obama.
Si, quizás sea eso, una petición mas entre todas las que a diario leemos en la prensa, encontramos en la blogosfera, escuchamos en la tele. Será. Será que se demandan demasiadas firmas por estos días para que no lapiden salvajemente a mujeres en países donde reina la religión musulmana, para que se abran programas de ayuda para las naciones pobres del continente Africano, para que donemos dinero para operar a niños que padecen de labio leporino en Suramérica, para que se cierren fábricas de hamburguesas, para que no se maten los bosques, para que…el mundo tenga sentido y el ser humano sea más humano. Será.
Solo 750 personas han firmado. Y eso que, solamente cubanos, andamos unos dos millones regados por el mundo. Por supuesto, hay que vivir en un país, con un poco de desarrollo y acceso a la información para estar enterados, y luego tener acceso a internet. Por supuesto. Pero estoy segura que al menos millón y medio de los cubanos que andamos regados por el mundo, lo tenemos.
Yo sé. Yo también me alejo a veces. Yo también quiero disfrutar el helado cremoso de la libertad y la fiesta que es vivir haciendo lo que queremos, la mayor parte del tiempo. También disfruto leyendo mis novelas medievales y paseando por mi bosque y tomándome una deliciosa copa de vino. Pero no dejo que mis pies levanten demasiada altura de la tierra. Ahí están ellos, los que no ven siquiera la luz del sol. Otros luchadores, como las mujeres que levantan sus voces por su emancipación, como las organizaciones que abogan por el derecho de la niñez a la atención médica, como el grito profundo y ardoroso de los bosques arrasados. Ahí están ellos, los que malviven cada día entre sus propios orines y excrementos, alejados de todo, expuestos a los peores maltratos venidos de otros seres humanos, solamente por haber tenido el valor de decir abiertamente que hay una isla en el Caribe, con un gobierno tirano y un infeliz dictador, que necesita ser libre, que necesita y tiene el derecho de luchar por ese sueño. Ahí está, uno entre tantos de los valientes cubanos que representan con dignidad a los casi dos millones de cubanos regados por el mundo: Oscar Elías Biscet.
El documental "La Cuba de Oscar"  le rinde un merecido homenaje.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Vuela, vuela pena...


"Con usted, amigo Lezama, tan despierto, tan ávido, tan lleno, se puede seguir hablando de poesía siempre, sin agotamiento ni cansancio, aunque no entendamos a veces su abundante noción ni su expresión borbotante"  Juan Ramón Jiménez

Paradójico, incongruente que en estos días podamos leer en la prensa cubana las celebraciones que tienen lugar por el Centenario del nacimiento del escritor cubano José Lezama Lima. Uno de los grandes poetas, novelistas, ensayistas, artesano de metáforas e imágenes que rompe con todos los cánones tradicionales en su obra cumbre Paradiso.

"Voluptuosidad de lo extenso, pero no gigantismo de lo desmesurado. Sabe Lezama la deliciosa tentación de lo extenso y sabe también su peligrosa mano que lo empuja" Virgilio Piñera

 Hijo de un coronel nació en el campamento militar de Columbia, y estudió Derecho en la Universidad de La Habana donde participó en las revueltas estudiantiles contra la dictadura de Gerardo Machado. Se gradúa como abogado y se desempeña como tal durante muy pocos años. Fundó varias revistas, como Verbum, Espuela de Plata y Orígenes, alcanzando gran reputación y donde se reúne y funda amistades con muchos conocidos escritores cubanos y latinoamericanos.

 "Es indudable que la generación nacida de Orígenes ha dado con una manera de ver y de sentir lo cubano que nos redime del abominable realismo folklórico y costumbrista visto hasta ahora como única solución para fijar lo nuestro" Alejo Carpentier
  
Se casó con su secretaria, María Luisa Bautista, y vivió en Cuba toda su vida a pesar de tener que soportar humillaciones, murmuraciones veladas y acusaciones escabrosas, sobre todo luego de publicar su obra Paradiso, la que el gobierno “revolucionario” cubano y sus secuaces tildaron de morbosa, aislada, inescrutable y pornográfica, debido a la manera de afrontar el tema de la homosexualidad, y a lo que siguió por supuesto, como toda "buena sociedad comunista", una innumerable lista de acusaciones de actividades contrarrevolucionarias, persecuciones, prohibiciones, silencio, y oscuridad que lo amargaron hasta el final de sus días. Nunca supe quien fue Lezama Lima ( y la mayoria de mi generacion no lo sabia) hasta que empecé en la universidad y un amigo me habló de Paradiso, y esa fue la primera vez que intenté leerlo (ya van como cinco). Luego vino Fresa y Chocolate y el gobierno tratando de hacer un poco las paces con el resentimiento.
 
"Paradiso es, en principio, el viaje ritual que Dante Alighieri cumple en La Divina Comedia, al tener que descender a los infiernos para luego reaparecer dejando en prenda su luz en la oscuridad. Eso hace de Paradiso una obra auténticamente dentro de la tradición órfica, excepto lo señalado. El horror que en ella se manifiesta para el sexo de la mujer podría estar en los cuadernos de Leonardo de Vinci. Eran para Lezama los ínferos la relación sexual, fuese con quien fuese." María Zambrano  

Si, los que hoy le rinden homenaje quizás no fueron parte, quizás sí, yo no lo puedo saber. Y también vale que se rectifique, que se perdone, que no se cobren tantas cuentas. Puede ser. Pero la sensación que tuve al leer el titular no la puedo cambiar: participantes de no sé cuántos países, presencia de escritores de “prestigio internacional”, un día entero dedicado a la “obra Paradiso con cuyos méritos se honra la literatura cubana”…ahora. Y para cerrar…una peregrinación a la tumba de Lezama, quien sabe durante cuantos años cuantas veces profanada. Pues nada que estas son las cosas que tendremos que vivir cuando “las cosas cambien”, digo yo.

"Para poder leer hondamente Paradiso habrá que esperar que pasen algunos años, que se recojan en libro y circulen por todo el mundo latinoamericano las obras anteriores de Lezama y las posteriores que completan la novela, que se produzca esa contaminación de un orbe cultural aún indiferente por todas esas esencias que el nombre de Lezama convoca y concentra. Entonces, será posible empezar a leerlo en profundidad"  Emir Rodríguez Monegal 

Tragarnos lo pasado como sopa sin fideos, ahogarnos en la buena costumbre de perdonar el dolor, la mala leche, la poca conciencia. Puede ser, esto es lo que le espera a mi país. Y bueno, al menos algo me da tranquilidad si es que va a ser tan pacifico así, de odiarnos a querernos, ¿no?
         Ah, que tu escapes
            J.L.L.

Ah, que tú escapes en el instante
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.

Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos evaporados
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.

Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.




jueves, 28 de octubre de 2010

Querida Cándida.

A propósito de lo que leo, y lo que veo. “Sigue mi consejo chiquita…”

El recuerdo de la bofetada. Le viró la cara de un solo trompón y Dinorah se desplomó tan rápido que su quejido quedó suspendido, su grito se eternizó, ahogado en su propia saliva. Podía escuchar los huesos de sus manos estrellarse contra el granito frio. Él salió como una exhalación, llegó a la esquina y se lo dijo a todo aquel reguero de hombres como si se tratara del último cuadrangular de Regino Otero en las grandes Ligas. “¡Y que se atreva otra vez, la muy puta!”, vociferó mientras “le daba agua al dominó”.

Cada día el mismo episodio. La policía lo llevaba y lo traía. A nadie le importaba un comino. Los niños se escondían donde primero alcanzaban cada vez que entraba tambaleándose y echando espumarajos por la boca, haciendo un surco de sangre que brotaba por cualquier lugar de su cabeza: “¡De bronca en bronca…, me pasé la noche de bronca en bronca porque yo sí que soy tremendo macho y no el enclenque ese de tu padre, que es un cabrón de mierda!”. Y luego los golpes, los gritos, el llanto, los moretones en los ojos y los brazos, y tener que salir solitos a la escuela al día siguiente.

“La mató como a una perra” nos contó Cándida un día, así de sorpresa. Todavía no olvido sus ojos. Y yo me quedaba pensando si es que a los perros se les mata así. “Le dio patadas, piñazos, la dejó tirada en el medio de la calle a las dos de la madrugada el día de la fiesta de Changó, y el camionero no la vio. El pobre hombre se arrodillaba y se llevaba las manos a la cabeza, menos mal que la policía luego dijo que en ese momento ya estaba muerta. Y entonces nos trajeron para aquí. Y crecimos así, trabajando duro, cuidándonos el uno al otro. Por eso nunca me casé ni busqué ningún hombre, porque tenía miedo que me mataran así. Y ahora viene a decir que somos sus hijos, que los años de encierro lo cambiaron, que es un buen hombre, que lo perdonemos…”

Dos días después, mí querida Cándida, la buena y tranquila, la que nunca había dicho: ni esta bosa es mía, la más compasiva de toda aquella comitiva del café de los domingos, se quitó la vida… “para no tener que verlo”, le dejó escrito a su hermano. A mí me decía “oye mi consejo chiquita: mas buena que tú, ni la tierra que pisas…acuérdate bien mija, ni celosos, ni borrachos, nunca.” Y aquella historia de la pobre mujer que la mataron como a una perra sobrevivió leyendas familiares, reencuentros y noches de apagón. Perdimos a la querida Cándida pero no su espíritu que siempre apagaba las velas o tiraba jarrones advirtiendo fatalidades.

viernes, 22 de octubre de 2010

La otra (XII)

El retorno del Capitán T.

Iba a ser un día feliz. El había tenido muchos. Casi todos relacionados con su profesión porque en su vida privada lo único que lo hizo feliz por algún tiempo fueron aquellos encuentros subrepticios y apasionados con Elisa, hembra misteriosa de encanto velado y cuerpo soberbio. Su vida por aquel entonces era solo eso: surcar el cielo cada semana sujetando el sueño que lo cautivó desde niño, trabajar por el bien de su Patria y buscar a Elisa en la tierra siempre que los cambios de humor de ella se lo permitieran. La señora, madre soltera, tenía talante e imperio.
La vida le condujo por excelentes derroteros, realizó misiones importantes, la más difícil de ellas fue cuando, con la certeza de que se abrazaba a su deber de lealtad a la Patria, tuvo que pedirle al Presidente de la República, el mismo hombre que años atrás le encomendara la reorganización del Cuerpo de Aviación del Ejército, que dimitiera de su cargo, que abandonara el poder bajo amenaza de usar ese mismo cuerpo militar en su contra. Realizó vuelos de buena voluntad por toda Centroamérica en su Vought Corsair, fue un orgulloso profesor y ejecutivo de la Escuela de Aviación por muchos cursos, vivió años en el exilio, fue fundador de la Organización de Aviación Civil Internacional, y buscó a Elisa siempre que ella se dejaba encontrar. Terminó con el nudo de su vieja corbata de Fin de Siglo, cerró sus ojos para abandonar con paciencia los recuerdos antes de salir, se miró de soslayo en el espejo de la vieja cómoda que seguía arrinconada en el pasillo, agarró la chaqueta y salió apresurado. A veces se sentía cansado pero aun tenía cosas pendientes. Cuando estuvo frente al abogado, firmó con orgullo los documentos y abrazó a su hijo que ahora ya no solo lo era por afecto sino también por título. Desde entonces todos heredamos el apellido T.  
Durante muchos años miraba mi anillo con aquella extraña inicial R que a nada me sonaba. Lo toco y siento la afección que mami se merecía. Se casó con un hombre que le amaba con devoción y que le entregó lo que más anhelaba: un hogar. Su familia era su privilegio y su guía. Y un día él llega contándole esta historia rara y loca del amor desvariado de su madre con el Capitán que apenas nadie conocía y su deseo de adoptarlo como hijo verdadero antes de morir. “¡A estas alturas y con los muchachos crecidos!” Pero como siempre, lo complació a pesar de todos los zapatos que rompió andando la ciudad cambiando miles de papeles. Y desde entonces a todos nos tocó el apellido del Capitán. A mami las historias más inusitadas, maravillosas y entonadas o le pertenecían o le llegaban como agasajos en días de fiestas. Nada le faltó en su memorable travesía por este mundo.

martes, 19 de octubre de 2010

¿Hay mentiras tolerables?

Una mentira es como un barquito de papel sin rumbo. Se sofocará en dos minutos mientras el agua lo cala o algún día ganará su destino, y entonces nos paralizaremos frente a ella y tendremos esa parrafada pendiente. Las mentiras tienen siempre un motivo, ¿qué cosa en esta vida no tiene motivo, razón, camino? ¿En qué naturaleza  de valores embutimos las mentiras que hubo que decir, las que nos obligaron a decir o las que simplemente salieron de la boca como gato espantado? Con las mentiras los seres humanos enfrentamos las vergüenzas, ocultamos los  rencores, y nos hacemos creer que ocasionamos menos daños a otros. Las usamos como abrigos en ventisca, las echamos de a poquito en el café, o las guardamos en cajones de viejos papeles con fondos irrealizables. Ni somos malos llevándolas a cuestas, ni somos buenos cuando las escupimos en medio de una tempestad. ¿Qué pasa si eres tú quién miente? ¿Qué hacemos si son ellos, la gente que amamos, los que de a tropezones hemos largado los pies en la misma ladera? ¿Hay mentiras grandes, pequeñas, digeribles, infames, apenas mentiras? Sabemos que hacer si  un compañero de trabajo te falsea, sabemos como actuar si tu pareja te traiciona, sabemos que decir, cómo vociferar si un funcionario público te engaña. ¿Qué pasa cuando es alguien querido, familiar, amigo, y no sabes si debes continuar fingiendo la ignorancia o decir que no has pegado un ojo en toda la noche deliberando la angustia, despabilando la exhortación entre el malentendido o la mentira? ¿Hay mentiras perdonables?

martes, 12 de octubre de 2010

Las “chicas del perpetuo desorden” y el nuevo ciclo 2010-2011.

EL último viernes del mes como de costumbre pero sin rutina, nosotras las chicas soberanas y establecidas, “houstonianas” y del mundo, diligentemente espontáneas y perpetuamente desordenadas, nos fuimos a la casa de una de nuestras venezolanas para, además de hablar hasta por los codos como si es tradición, querencia, y rito, discutir acerca de la última lectura de este ciclo 2009-2010: “EL sari rojo”, del español Javier Moro. Porque somos un grupo, heterogéneo y nada contemplativo, las opiniones variaron desde el gusto y disfrute del libro hasta el aburrimiento por la historia contada aunque no la real. Fue un libro diferente, una historia con matices nuevos para nosotras y la confirmación de un autor ya leído en nuestro club. Una de las colombianas nos trajo una ensalada que creo que la salsa es de su propia inspiración, nos la devoramos. La otra colombianita llego con unos tamalitos mexicanos por encargo, pero siempre felizmente recibidos y dados de alta hasta el último trocito, y una de las chicas argentinas que es de las “dulceras bárbaras” del grupo nos trajo unos dulcecitos y unas bolitas de chocolate, buenísimas.
Ya tenemos lista de libros para el próximo ciclo, que comenzamos ahora en Octubre. La votación fue reñida, pero para eso nuestra “mandamas” tiene siempre sus artilugios y tuvimos un segundo chance. Este mes comenzamos por “La catedral del mar” de Idelfonso Falcones, y seguiremos con un libro de cuentos de Rosa Beltrán, “Amores que matan” que recomendé yo a sugerencia de lo que leí en el Blog de Belkys (En la columna de la derecha pueden verla lista completa de libros escogidos). Asi que ya estamos otra vez listísimas para todo un año de aventuras.
Otro día habrá por donde “cortar” (y me gustaria hacerlo) pero les digo amigos que la vida en los suburbios americanos no siempre es la que cuentan las películas o los revolucionarios críticos del capitalismo. Parte y parte. Hay y no hay. Pero no son los suburbios los que hacen a las personas. El “american way of life” no siempre es la proyectada vida vacía o superflua (que cualquiera puede tener en la mismísima manzana más concurrida y loca de New York) o la barbacoa en el patio y la “comedera” de popcorns en el amplio sofá, ni todos son barrios monoraciales, como algunos los llaman. Es cierto que hay que organizarse con más frecuencia la vida social pues no es fácil encontrarse y también es cierto que necesitamos del carro/coche para todo. Pero además de ir al centro comercial donde tendremos lo que se necesita y de que la oficina de correos nos queda más lejos que el cementerio, también somos mujeres amas de casa de pegueta fuerte, profesionales trabajadoras de medio tiempo o de tiempo completo, dueñas de nuestros propios negocios, y algunas muy activas en la ciudad, no solo salvando al perrito perdido lo cual es elemental, pero haciendo la diferencia en organizaciones femeninas, en la prisiones, y en la vida latina. Y, aprovecho y digo esto, pues hace unos días alguien me tiró un piropo un poco fútil acerca de las mujeres que nos reuníamos en un Book Club. Para nosotras, las que hace años nos acompañamos en este y lo custodiamos como un tesoro codiciadísimo, podríamos contestar muchas cosas, contarle otras tantas que nos hacen especiales y mejores, pero preferí conectar mi cara número 33 con una sonrisa perfectamente forzada y decirle: ¡que equivocada vives! y dejarla ahí… Ya saben chicas ¡la próxima, las mando a buscar!

"Cada ciudad puede ser otra"   Mario Benedetti

Los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Jaime Sabines

Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren

el amor pasa por los parques
casi sin verlos amándolos
entre la fiesta de los pájaros
y la homilía de los pinos

cada ciudad puede ser otra
cuando el amor pinta los muros
y de los rostros que atardecen
unos es el rostro del amor

y el amor viene y va y regresa
y la ciudad es el testigo
de sus abrazos y crepúsculos
de sus bonanzas y aguaceros

y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amor.

jueves, 7 de octubre de 2010

“El conyugue delicado”

He leído en uno de los magazines locales que, además de promocionar a dentistas, cirujanos plásticos y masajistas carísimos en nuestra ciudad (mientras muestran espectaculares resultados en espectaculares imágenes con espectaculares mujeres) trae algunos breves artículos clínicos o recomendaciones para una vida más sana, que tocarse/touching/acariciarnos/ tener contacto físico (ya sé que para algunos esta palabra puede tener un significado diferente) es bueno, y que tener un esposo que toca/que acaricia es buenísimo.
A ver…tocarse (y me gusta más usar esta palabra) que viene de tocar, y según las 28 acepciones del diccionario de la Real Academia Española (RAE) podemos quedarnos con las dos primeras: 1) Ejercitar el sentido del tacto y 2) Llegar a algo con la mano, sin asirlo. Bueno… como iba diciendo…el artículo se titula “The Touchy Spouse” que en su traducción contextual seria: “El conyugue delicado” o “EL esposo(a) cariñoso” y es un comentario acerca de las investigaciones conducidas por la Universidad DePauw, Indiana, que sugieren que tocarnos es bueno. Dice esta señora, que los resultados de los estudios expusieron que el contacto físico ayuda a resolver problemas emocionales, porque a través de ello trasmitimos gratitud y amor, lo que hace que los conyugues tengan menos discusiones y guarden menos rencor. Con un simple contacto, con una caricia comunicamos emociones sin palabras y sin miradas. Acariciarse, tocarse, ha demostrado un efecto curativo, salud para la mente y el cuerpo tanto para quien da como para quien recibe, por el contrario de aquellos privados del contacto físico que mostraron signos de agitación, nerviosismo, y desconfianza.
Según el estudio aquellos niños criados en orfanatos entre otras cosas muestran una conducta más violenta debido a la falta de afecto o contacto amoroso físico, lo que traducido al matrimonio significa que aquellas noches que nos acostamos a dormir molestos por algún conflicto menor y evitamos el contacto de nuestros pies o dejamos de sostenernos las manos, estamos dejando de crecer como parejas y contribuyendo a la evolución del rencor y el disgusto. Bueno, todo esto a veces lo sabemos. Leerlo, y por demás, leérselo a mi esposo fue lo curioso. Me di cuenta que él, que es tan cariñoso, debe sentir a veces la falta de reciprocidad.
A pesar de que sepamos esto, hay cosas que van con la personalidad y que son muy difíciles de cambiar, aceptar o practicar. Según Gary Chapman, un “Best selling” autor en su libro “The Five Love language” una de las maneras en que las personas sienten nuestro amor es a través del contacto físico cariñoso. Y nos ofrecen aquí una simple lista diaria:

- Dale a tu pareja un largo abrazo de “buenos días”.
- Dale un beso delicado antes de irte al trabajo o a cualquier lugar.
- Envuelve a tu pareja en un tibio abrazo frente a los niños antes de la cena.
- Toma la mano de tu pareja cuando hagan una caminata, o vayan juntos a comprar.
- Dale un largo e intimo beso de “buenas noches”.

No hay que planificarlo. Ya sé que hasta puede parecer cursi. Pero cuando trato de cautivar esas imágenes me parece muy bueno y siento que deberíamos hacerlo diariamente, ademas de sentirlo, demostrarlo, verdad?. Y no ser uno tan “patiseca” como diría mi abuela. ¡Suerte este esposo que tengo, porque con todo y eso tengo mis cuantas locuras! Si no estaría ya padeciendo de muchos otros males, ¿no?

Para todos, buenas noches y un abrazo.

lunes, 4 de octubre de 2010

La otra (XI).

Para Picon.

…porque nunca dejaremos de ser nuestras casas…

Desde los grandes ventanales de la terraza podíamos ver, los días de mucha lluvia, las aguas del río tragarse los guijarros, las dos orillas y la escalinata de piedra. Yo vigilaba espantada los tragantes de los baños y el vertedero de la cocina temiendo que aquella agua verde y pestilente se colara en cualquier momento. Cuando escampaba no se podían abrir las ventanas ni los tragaluces hasta el próximo día para evitar que el hedor nos engullera. El sol escurría los cristales y esos momentos los disfrutabas como nadie desde tu “maldita silla”. Me gustaba contemplarte desde la sala grande mientras organizaba mis muñecas para jugar a “la escuelita”. Podía ver tu cabeza redonda con sus rastros de pelo canoso, soportada por tus hombros anchos y el pedazo de tu espalda siempre a rayas que se perdía en el respaldo de tu sillón de ruedas para luego encontrar unas piernas sin vida, habituadas al hierro y al cuero, penando en los descansos metálicos de apoyo. Yo jugaba a mirar con el rabillo del ojo calculando el tiempo que permanecías inmóvil. La terraza extensa y redondeada abarcaba todo el fondo de la casa o como le llamaban en aquel entonces de la propiedad horizontal. Era un edificio de tres pisos y una casa en cada piso, nosotros estábamos en el primero encima de los garajes que eran una especie de sótano y donde vivía, en un cuartucho viciado y sombrío, el viejo Elizardo, añejo “encargado” de la propiedad y esencia de las bromas más horribles. Luego teníamos la gran explanada que finalizaba en el lateral derecho con las cuarterías que en un tiempo habrían sido de los empelados y que ahora ocupaba la familia de la abuela Evelia. Por la estrecha escalera que nos comunicaba al sótano y a las cuarterías yo desaparecía corriendo cada vez que tenía permiso para jugar con los muchachos de Evelia, mis únicos amigos durante todos los años de vida en la casa del río. Ya ninguno de nosotros vive allí, ya ninguno de nosotros vive en nuestra tierra, ya alguno de nosotros no vive.

Las casas son como los libros viejos que vivifican las memorias y las presencias en medio de las tormentas más rancias. Garabateo nombres en el aire que se clavan en todos los rincones, que se arrullan como manchas igual que la lama en los inmensos cantos de vetustas catedrales, tarareo lánguidamente trocitos de canciones con el mismo impalpable gesto con que las palabras se acunan en las páginas más desusadas y virtuosas. Llevo mis casas conmigo, las armo, desarmo, las alimento, las reparo y las defiendo, como hacen los caracoles con sus carapachos anillados mientras la vida les alcanza. Y con ellas te transporto a ti, a mi tacita de aro plateado y monito rojo, a Juan Antonio, a Chari, a todos los antiguos “long play’s” de boleros y zarzuelas y a Mami. Su delantal sigue siendo la bandera en los portones de nuestro castillo y sus brazos abiertos la inauguración del libro que le agasajo cuando mi pupila hechicera cree haberla descubierto.

“Las casas”

Las casas se pusieron inhóspitas
y tuvimos que abandonarlas a su suerte.
Primero fue la casa de los patios
donde la infancia ponía expectativa en ciertas plantas
que todavía ofrecían protección.
y en una muy querida forma de llamarnos a la mesa.
en otra casa las chirimoyas ordenaban una majestad
y el juego de los hermanos se escuchaba
como una premonición que sería demasiado dolorosa
si alguien insistiera ahora en recordar.
Después fue la casa donde la humedad del río
se nos pegaba al cuerpo como la piernas
de una mujer que nos enloquecía,
y hasta la sombra crujía de deseo, y una lengua
nos buscaba la lengua
con la voluntad desesperada.
Y las otras casas, con amigos hasta el amanecer,
con hijos, con poemas,
con pequeños olvidos (apenas distracciones
que sin embargo después venían a buscarnos desmesuradamente)
De todas las casas nos hemos ido.
y cuando creíamos que ya nada quedaba de ellas
apareció una hoja en el suelo, un grito subrepticio
en un cajón, el cuaderno de la escuela
con los cuidados de la madre, un botón, el canto del gallo.
Qué hacer entonces,
si no queremos coleccionar fracasos
ni objetos distraídos que se olvidaron de morir,
sino juntar los pedazos que sobreviven dolorosamente
y dejarlos caer por la ventana de este cuarto piso
como quien tira una corona de novia al mar,
como un globo lamentable que aligera su carga.
Restos queridos a los que decimos adiós con memoria trastornada.

SANTIAGO SYLVESTER (Argentina, 1942-)

jueves, 30 de septiembre de 2010

Mi pájaro azul

"…el tiempo es un balcón, donde
se posan las palomas del recuerdo…"       
Manuel Vidal (Cuba, 1929-2004)

Se fuga Septiembre y se lleva a su antojo las jornadas revividas. Pájaros, ballenas, manatíes y palomas preparan sus audaces bártulos sin que les angustie una voz, un día miserable o las ausencias. Septiembre se va con toda las lunas que se ahogaron en la plata soberbia del mar. Allí donde estés, donde pusiste tus raíces, tu lágrima necia, tu esquela debajo de la piedra, allí volverás, allí harás nido como hacen los pájaros el resto de sus cortas e intrépidas vidas. Donde tu corazón duerma su primer invierno, volverás para sosegar tus alas. Septiembre vino con el ahogo de la prisa y la ternura del abrazo.
A veces crees que solo con dejarte llevar, alcanzarás. Pero hay que aletear, posarse y confiar. No quiero que lo escaso nos abrume y lo irrisorio nos aparte arrasando con nuestros pájaros azules. Quiero estar aquí, mover mis dedos sin freno, no resignarme a la fatiga inexistente, las voces y monomanías, pero no sé, no sé, no sé…
Octubre se convertirá en el día placentero de mañana, y volveré a sujetar algo de esta parte que soy porque tú la posees. Yo soy feliz así aunque sobrevuele con zozobra. Yo tengo esta desheredada destemplanza dentro y no la puedo mover o derribar, pero los amo.

"…hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea…
…hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que esté ahí dentro…
…hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste…
…luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?"

Charles Bukowski (Estados Unidos 1920-1994)

sábado, 18 de septiembre de 2010

“Las criaturas de islas…”




“Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar…”
                                           (Virgilio Piñera)



“Al pie de las murallas
el aire tartamudo
desliza sus sirenas,
plata mansa sin hoy
mana sus lunares
entre lunas cansadas
sin balcones. ¿Qué será,
qué será? Bajo el arco
y pestañas, la tarde,
-codorniz de Ceilán -rompe
en flechas sus colores.”
                                        (José Lezama Lima)



“Me naces de repente
en la alta luz herida
que entrega al alba el cobre
de tu color trigueño.
Olvido la distancia y sueño que te habito.
Me llegas en la llama
y en la flor y en el viento.
Mi corazón te ciñe de amor cada mañana,
patria de las espumas,
tierra pequeña y tibia.”
                                    (Rafaela Chacón Nardi)

 




Mi Isla tiene un verde limpio
La Luna baja a sus riachuelos
a lavarse la cara
y a perfumarse el pelo.
En los frescos valles de mi Isla
Hay fuego de perfumes
Y éxtasis de románticas palmeras”
                                          (Ernesto Víctor Matute)


Va al mar, viene del mar y mares pequeñitos se amansan en su pecho, duermen a su calor, como palomas.
Los ríos de la isla son más ligeros que los otros ríos.
Las piedras de la isla parece que van a salir volando…
Ella es toda de aire y de agua fina. Un recuerdo de sal, de horizontes perdidos, la
traspasa en cada ola, y una espuma de barco naufragado le ciñe la cintura, le
estremece la yema de las alas…
Tierra firme llamaban los antiguos a todo lo que no fuera isla. La isla es, pues, lo menos
firme, lo menos tierra de La Tierra…”
                                               (Dulce Maria Loynaz)




jueves, 16 de septiembre de 2010

Ricas y famosas…

y amadas…Era la edad de pretenderlo. Mis recuerdos de aquellos sueños están llenos de ternura, de alegría, de gozo. No había nada de superfluo o mezquino, nada de tóxico ni presuntuoso, eran solo eso: sueños de adolescentes. Fantasías que nos endulzaban, nos aletargaban y nos alejaban por unos momentos de la escuela, las normas y el advenimiento de las responsabilidades. ¿Quién no lo vivió?
A mí, personalmente, no me importaban demasiado los finales felices, siempre que la película desbordara pasión, revelara arrebatos y me dejara seca de tanto sollozo. Estas fueron dos de la década de los 80 que veía una y otra vez. “Ricas y famosas” fue una de las imaginarias vidas que tendríamos una de mis mejores amigas y yo. Nos sabíamos cada escena, cada diálogo, cada abrigo de piel, cada pelea que durante veinte años libraron juntas y alejadas, pero manteniendo su amistad firme, fieles a las promesas que se hicieron en su juventud, y viviendo cada circunstancia con mucha intensidad.


Y qué decir de la angelical Amy Irving, queríamos ser tan bellas como ella, tan sordomudas como ella en “Voces”, donde interpreta una enamorada bailarina que finalmente triunfa en su profesión y en el amor de la mano del músico Michael Ontkean, al que nunca mas volví a ver. Un triunfo del amor en dos mundos diferentes: la música y el absoluto silencio.

martes, 14 de septiembre de 2010

¿Qué soy sino lejanía?


Donde habitaban las páginas trilladas estás tú.

Maratones de ausencia presagiaron
las letras que perpetuamente
se llevaron tu voz.
A través del cristal el sonido del agua
soy todo lo que dejaste tocar, todo lo que renunciaste sentir.
No volvieron las tertulias los cigarros la marea de gritos.
Todo fue la misma cosa, simulacro, quimera.
No es la voluntad lo que descansa sobre el muro
es la vida
y nada más.
Tarde para murmurar más arrojos, bravuras
defenderme con la avenencia del alba
¿Qué soy sino lejanía, el desconsuelo en pedazos
la congoja de otros, el recuerdo de una ola
el rostro mío en tu espejo?
Este libro me sacó del mundo y te repuso
estas páginas trilladas donde estás y no
lejanas aventuras de mar y sonidos
donde arrojamos todo
y nada.