viernes, 23 de diciembre de 2011

Noche Buena

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Mañana celebraremos Noche Buena. Esa noche que hemos hecho tradición en casa, nosotros, unos cuantos amigos que ya son la familia, unos otros que están más solos, y algunos más que a última hora no saben para donde agarrar. Allá en la isla parecía que vivíamos los mismos en mundos diferentes. Algunos sabían lo que era, otros no (mi esposo nunca oyó hablar del tema en toda su vida familiar) algunos la celebraban silenciosamente, y otros la añoraban plenos de recuerdos. En mi casa comíamos una comidita mejorada, ya se iba guardando la carnita y se concebía un plan para la noche del 24 aunque nadie se percataba del mismo ni se aludía el asunto, pero mami ese día  sacaba el mejor mantel, ponía la mesa redonda del comedor con todos los cubiertos, se sacaban los vasos del aparador y se cerraba la puerta con pestillo. Y todos sabíamos que no podía faltar nadie a la hora de la comida. Comíamos una piernita asada o unos buenos bistecs, yuca con mojo, frijolitos negros, que a mami le gustaba más que el congrí, mucha lechuga que yo no probaba, y algo de maíz y plátanos fritos. En los años que mi abuelo vivía, teníamos cuidado de no traerlo en su sillón de ruedas a la mesa porque temíamos que nos delatara con sus improntas revolucionarias. De todas maneras, para todos, aquella noche era como otra cualquiera, solo que mami había desafiado la escases y nos había regalado una buena zampada. Quien sabe que recuerdos masticaba silenciosa.
Ahora sé (bueno, hace unos añitos) lo que significa la celebración de la Noche Buena porque lo busqué en internet. También he sabido que algunos ateos, como nosotros, lo celebran porque es ya una tradición cultural arraigada y festiva. Ah! si, somos ateos (y respetamos por supuesto a todos los que no lo son). No sé si lo había dicho antes así mismitico, espero que nadie se defraude ni se sienta ofendido. Y si lo hacen pues que pena, pues yo, y esta casita mía, somos muy buena gente.
El caso es, como ya les había contado el año pasado, esperamos este día para reunirnos sin agitarnos ya de la hora del cierre de la llantera de M. y N. o de cuánto dinero se hizo ayer y si alcanzó para pagarle a Auto Parts, o quejarnos por enésima vez que C. ha estado bajando las notas en Matemáticas en las últimas semanas, o si este perro loco de los demonios nos tiene hasta el último pelo con sus malas mañas y si resolveremos el dichoso problema, o si por fin podremos ir a Cuba o no el próximo año. Mañana en la noche, nos vamos a reír, a querer mucho unos a otros, a cantar boleros en el karaoke, a hablar de aquellos años allá en el Pre o en la beca, alzaremos la copita y el mojito por nuestros queridos muertos que no vimos morirse, y nos contaremos los planes para el próximo año y nos asombraremos de lo lindo con las ultimas fechorías de los gemelos. Vaya, que pararemos por una noche de quejarnos. Prohibido sentirse peor que otro.
Ustedes disfruten su noche, no importa cómo, cuánto, donde y por qué la celebren. Deténganse unos minutos a quererse mucho y olvidar unas cuantas penas, que falta que hace darse su zambullida de vez en vez.
Y a la gente de mi isla, les dejo mi abrazo en aquel muro arrebatado y centenario donde el mar esconde tanta batalla, una huella segura contra un olvido rendido.
Felices Fiestas!

jueves, 15 de diciembre de 2011

granitos de sal

Diciembre tuvo otros nombres, ajenos ya, borrosos. El último fue el baile y los besos semejantes a la tristeza o a todo aquello que entonces éramos. Diciembre no alteró sus nombres ni sus algazaras por más difusas o distantes que anidaran. Escaleras abajo en zafarrancho encrespado, muelle sin barco adivinando silbidos y sirenas, novia sin velo ni tul, el sillón de hierro y las piernas moras, un amor sin la r y una voz sin tu voz.


Mi rostro, encajado en mis rodillas, ahogando unos vacíos trechos de futuro. Entender no hace feliz. Ser feliz no hace entender. Te llevo, como carga justa o como alivio consentido, ya da igual, sobre todos y cada uno de mis huesos, los que duelen y los que no. Te llevo no lo dudes, como llevo el mar; estos granitos de sal y sortilegio que poseo en la yema de mis dedos.

sábado, 10 de diciembre de 2011

gestos

Si esa luz nos unió, como aquella deliciosa leyenda de mirar a la luna cautivó espíritus amantes,  habremos vivido todos los instantes ya tan lejanos, un poquito otra vez…

martes, 6 de diciembre de 2011

visitas

Yo hubiera querido quererte para siempre. Decir tenerte, volverme loca sobre todos los grises del mundo, violentar todas las respuestas que la vida, la sabiduría o la inercia nos delinearon sin voces.
Yo hubiera querido quererte como podía. Pero las vacilaciones y tres torpes tarjetas fueron pura simpleza. No regreses a mis sueños buscando algún alivio. No regreses, solo eso, quédate donde estampaste el día de morirte, la irresolución de tus pasos, la placidez que te inventaste.
Yo hubiera querido quererte sin quererte. Solo así como nadando en la orilla salpicándome los dedos, como escupiendo una semilla. Pero te apareciste ese día en que cada fantasma era una esforzada condena y mis aturdidas alas no lograban alzar vuelo. Pero te apareciste, como anoche, sin previo aviso y de un brutal portazo.