martes, 8 de marzo de 2011

Mujer

"Hasta que no seamos fuertes juntas una mujer fuerte es una mujer fuertemente asustada... " Marge Piercy
Amanecí, como decía mi abuela, “echando humo como bola por tronera” y solo al mediodía me di cuenta que era 8 de Marzo. Tuve la tele encendida desde las 6 de la mañana para las noticias y en ningún canal local se hizo alusión a nada. Es normal por acá.
Los recuerdos y algunas buenas cosas aun te pueden regar el ánimo. Mas allá de la historia y los logros, que ya sabemos que son la mayoría de las veces el resultado de muchas batallas, mucha violencia y varias muertes, este para mi, es  un día de cariño en la memoria. Despuntábamos el día con flores que nos traían los niños o que nos dejaban en los pupitres, las maestras se ponían marpacíficos en el cabello y a las niñas nos dejaban llevar algún adornito no acostumbrado. Se emperifollaban las mesas del comedor con flores silvestres de los patios, unas cuantas begonias, racimitos de romerillo, jacarandá azul violeta, varios gajos de jazmín, y a veces hasta subsistían lilas escondidas entre los arbustos que hacían de cerca. Restos de vasos en desuso y botellas plásticas cortadas por la mitad, latas de leche vacías y algunas otras originalidades hacían veces de floreros y ese día se le echaba sal a la comida, y los varones nos alcanzaban las bandejas.
Hoy también recordé un montón de mujeres. Mujeres que se deslizaron por mi vida y dejaron su impresión dactilar en el "bum bum" de mi pecho. Recordé a mi bisabuela Memé tan pequeñita y veloz en su casona de Lawton que en aquel entonces me parecía tan larga, el día entero trajinando de atrás para delante de arriba hacia abajo sin que se le alterara la ternura del rostro. Recordé a la abuela de W. y J.A, la abuela Evelia con su voz siempre ronca y sofocada pero dulce, que no solo era nuestra en casa sino también en sus quehaceres en la escuela y nos llevaba a los tres a escondidas a la cocina durante la hora del almuerzo para darnos leche tibia. Encontré en mi surquito poblado a la cocinera María, una negra rolliza con unos músculos de boxeador y una cara de actriz de cine que trabajaba allá en las oficinas de tía y que me salvó de tantas. Se me dieron vueltecita las maestras Nilda, Juana Peña y Fátima, todas ellas con el entusiasmo en fila por la vida. Y mis abuelas La Montesco y la Capuleto, las dos unas mujeres de armas tomar, y mis tías que me hacían reír tanto robándome de las rutinas de las amalgamas y carlancas para mostrarme la vida del otro lado del río.
Hoy también pensé en ti. Porque no tengo las respuestas y me fastidié de las preguntas. ¿No te das cuenta que no le importa tu presencia, que solo extraña tu ausencia, tu carne, tu palabra que le empuja al borde donde vale menos que nada? Y no entendemos, y nada podemos hacer que tú no quieras. Hoy pensé en ti y me pregunté dónde, cuándo, en qué momento de nuestras vidas jubilosas fue exactamente que te arrinconaste, que olvidaste que ser mujer no es un derecho que te dan o te quitan, que te ganas o pierdes en el camino. Tú lo eres, tú lo vales, tú lo mereces.

4 comentarios:

  1. Todas esas mujeres parecen Diosas.
    Yo también conocí algunas así.

    Besos.

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  2. Un precioso homenaje les y nos rindes a todas las mujeres. Feliz día Fermina.
    Besos.

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  3. Felicidades -por atrasado- a ti también por ser mujer, ese don único que nos dieron en el momento de la creación.
    Muy bonito el texto.
    Saludos,

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  4. El 8 de Marzo le dedico un recuerdo con mucho cariño a una mujer que quise y me quiso, mi madre. Nací precisamente un 8 de Marzo y por eso me ha gustado mucho tu entrada.

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