martes, 3 de agosto de 2010

Del viaje.De lo negro a lo blanco un domingo en La Habana.

Un Kia Carens sucio, con partes de los asientos rotos, casi 100 mil kilómetros, con un olor inmundo, por 120.00 dólares diarios. Otra de tantas estafas. Veníamos de exigir una revisión debido al olor a gasolina constante en el carro. Luego de tres horas de la agencia al taller, de andar la Habana vieja en medio de huecos y escombros, de nadie responder ni los buenos días recibimos la noticia de que “es que el tanque no tiene filtro, no se preocupe que no explota ni nada, por aquí voy a anotar que usted vino”. De vuelta a casa despotricando sin miseria y en busca de calma, las vimos. Un domingo como otro cualquiera en La Habana, un poco de brisa en la 5ta avenida, sol y verde contrastaban y aquellas mujeres deshacían sus pasos con la tranquilidad y la confianza que dan la valentía y la convicción.

Me tiré del carro en cuanto pudimos disminuir la marcha. Salí corriendo con mi cámara en mano y cuando ya las vi venir con sus ropas blancas y sus flores en mano, dispuesta a presionar el botón del disparo quedé inmóvil. A través del lente, frente a sus rostros serenos, sentí vergüenza. Un silencio sepulcral las acompañaba, un profundo mutismo lleno de coraje, se escuchaban sus pasos, la respiración, la audacia. Había muchos curiosos, reporteros y quien sabe que mas…Sentí vergüenza de correr como lo hice para tomar fotos en vez de echar andar con ellas, sentí vergüenza de aquel vecino con el que tuve una de las peores discusiones por decir que “esas son unas descaradas” o de aquella que me dijo “cualquiera camina por 5ta. Avenida por dos mil dólares al mes”, sentí vergüenza por todos los que gritamos en el patio de la casa cuan cansados estamos del hambre y la falta de libertad, por todos los que hablamos en las esquinas con voz baja, o por todos los que nos callamos ante la injusticia diaria.




   
  
No sé detalles, no sé cómo funcionan las organizaciones o cómo ayudan aquí. No lo sé. Solo sé que en el mismo instante en que no pude arrebatarles aquella foto frente a frente, recibí una sonrisa cálida mientras alejaba la cámara de mi rostro y sentí el respeto más profundo ante la grandeza del amor de una hermana, una esposa, una madre.
 
  
Iglesia de Santa Rita de Casia. Se destaca por su nave y su prominente torre (disennada por los arquitectos “Morales y compañía”). Tiene una decoración más sencilla si se compara con las iglesias más antiguas en La Habana. En su interior se encuentra una esfinge de Santa Rita terminada en 1943 por la escultora cubana Rita Longa (1912-2000).

  
Todas las fotos son mias. Tomadas en Julio del 2010. 

6 comentarios:

  1. Mujeres comprometidas.
    Donde es casi un suicidio serlo.
    Todo mi apoyo para ellas.
    Que valor que tienen.

    Besos.

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  2. Ese ha sido siempre nuestro gran problema, no de ahora, desde hace más de 50 años, nos quejamos de "puertas para adentro". Todo mi respeto para esas mujeres que no tienen miedo.

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  3. A ver si a estas mujeres les hacen hoy el mismo caso que a las de Plaza de Mayo.

    Besos, Fermina.

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  4. Tienes toda la razon Lola. Al menos yo lo hice asi por muchos annos, y miles de cubanos tambien. Ya sabemos que hay muchas cosas en juego, incluso la vida. Pero siendo asi entonces debemos respetar a quienes no temen.

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  5. Hola Eva:
    vamos a ver que pasa ahora con esto de las liberaciones de los presos de conciencia, vamos a ver si logran resquebrajarlas como intentan o seguiran en pie. Deberian unirseles muchas mas cubanas!
    Pero bueno...ya sabemos.

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