miércoles, 19 de mayo de 2010

La otra (VIII)

Ella me decía que se había enamorado de un hombre de hálito colmado pero de reflexión débil. Cuando la aldaba sonaba a las seis de la tarde haciendo resonar la lámpara del portal, los más inesperados deseos aleteaban en su cuerpo. Corría a retocarse los labios con un poco de crema rosada, y se persignaba delante del espejo. Llevaba meses esperando por una declaración, por una frase comprometida, por unas palabras acerca del futuro. Lo amaba, e irse de casa de los tíos y crear su propio hogar era una quimera añorada, una conquista más que merecida. Pero cada día era lo mismo. La vieja Caridad dormitaba en el sillón de madera y rejilla abanicándose casi los pies mientras ellos hablaban de lo que habían hecho durante el día y él le contaba sobre el precio de las pinturas, los lienzos y las tablas, y los esfuerzos de su madrecita. Ella lo miraba un poco paralizada, pero como su espíritu siempre fue anticipado y jamás necesitó de nadie para tropezarse con las respuestas en la vida, le lanzó en su rostro pálido y aguzado la propuesta delirante: "¿Carlos, te quieres casar conmigo?" Caridad cayó de boca contra el piso, soltando el abanico por el aire, Carlos intentó salir en su ayuda pero África agarró su mano con su fuerza de tormenta en reposo y le miró al rostro firme y segura inquiriéndole por segunda vez: "¿Quieres o no?" Caridad se levantó torpe y exprimida y todavía sin tiempo de decir nada escuchó al joven decir: “Claro que quiero, pero tengo que…” África plantó sus labios sin apuro en los labios de él y unos segundos después con aquel rostro desencajado entre sus manos le dijo: “…Pero nada, esta misma noche habla con tu madre para que vengan a pedir mi mano y fijar la fecha de la boda. No te preocupes, yo soy la mujer que tú necesitas”. La vieja Caridad no pudo pegar ojo esa noche, pero no dijo “ni esta bocas es mía”, había escuchado ya algunos maliciosos rumores por la calle. Cinco días pasaron sin noticias, sin movimientos exangües de la aldaba, ni esquelas, ni flores, ni encuentros en los alrededores del parque Butari. Una tarde de sol explosivo se puso su mejor vestido y dando el pecho a las órdenes, súplicas y advertencias de todos en la casa, se encaminó con su paso de trueno y sus caderas engrifadas loma arriba por toda la avenida, se detuvo frente a su puerta y emplazó su carácter con la compostura que sus nervios le depusieron. Una señora con rostro de desazón y recelo, ojos hundidos y rizos sueltos sobre los hombros le abrió la puerta y sin admitirle ni el respiro, le habló: “¡Lárgate y no regreses, déjalo en paz, lavandera puta, él es un artista con futuro, ni él va más a tu casa, ni tú lo buscas más! ¡Lárgate!”

Ella me lo contó: “espíritu colmado pero con sustancia de gallina”. No me dio mas detalles. No supe cómo se recuperó de un dolor tan enorme, ni cuánto lloró, ni si volvió a verlo. Hizo pedazos el retrato en óleo que le regaló una de aquellas tardes de punta en blanco. “Esa no era yo, esa era la que él veía”. Lo tiró a los pocos días frente a la puerta de su casa, hecho trizas y aguijoneado, apilado con cartas, esquelas y flores secas. La rabia solo se reta con el padecimiento mudo. Nadie volvió a hablar de él, lo borraron hasta de los silencios de la siesta al mediodía. África era la heredad del ímpetu, coexistía con los colores de la fuerza y gozaba la virtud de abatir los dolores de un solo manotazo sin que la sonrisa se convirtiera en mueca. Acarreaba la alegría como alfiler clavado en su piel. No había manera de desasirle el amor por la vida y retoñar como pimpollo. Dobló sus dolores en el primer cajón que atinó en aquellos días de tribulación y lo olvidó el próximo segundo para no encontrarlos jamás.

("Retrato". Autor: Luis Martinez Pedro. Cubano. Museo Nacional Bellas Artes, Cuba)

5 comentarios:

  1. holas!! paso a dejarte un saludo e invitarte a mi nuevo blog :) http://replieguesydespegues.blogspot.com
    que estés bien!
    pd: buenas canciones de Carlos Varela ;)

    Caminante.

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  2. Hola Fermina, que historia tan tremenda. Que triste ver que algunas personas no son capaces de tener voluntad propia. Aunque yo no soy la más indicada para decir eso.
    Saludos, y que tengas un buen fin de semana, que ya lo tenemos a la vuelta de la esquina.

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  3. Que genial tu entrada ! ... amo leer tu blog . saludos !

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  4. Hola Caminante:
    Ya estuve por tu nuevo blog, me estaba preguntando que habia pasado. Gracias por hacerme la visita por aqui. Nos vemos.

    Lola:Como siempre gracias por venir por aqui. Yo creo que algunas no tienen mucha voluntad pero otras creo que la pierden un poco frente a personas muy fuertes. Mi abuela era como una super mujer e imponia su caracter, siempre con dulzura pero era como un castillo que nunca se tambaleaba.

    Pini: feliz de verte por aqui. Gracias. Como siempre, te sigo...
    Saludos a todos.

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  5. Me gusta el texto que has elegido. Está lleno de palabras que cada vez se usan menos, no porque se usen otras mejores, y me traen recuerdos de la lengua que tuve que aprender. En mi casa éramos valencianoparlantes y mi padre nos obligaba a mi hermano y a mi a hablar en castellano a la hora de comer y de cenar. Sufríamos mucho en esos momentos de la infancia, pero ahora se lo agradecemos por lo que nos enseñó. Volveré a saludarte.

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