No, no fueron dos semanas de vacaciones. Solo una y luego la semana del regreso de las vacaciones que como muchos saben, sobre todo las que nos quedamos en casa, es como reencontrarse con la barbarie de un “breaking and entering”. La salida de siete días atrás dejó los trastos del desayuno sucios, la basura sin botar, la hecatombe de ropa por los "mete y saca" de última hora en las maletas, y el closet de la cocina atropellado después de rebuscar provisiones para más de 10 horas de viaje. La semana del regreso de la semana de vacaciones es el banco, el correo, el baño del perro que dejamos con los amigos, la compra del mercado, y el “pontealdia” por teléfono… Nos fuimos a la playa primero, que como cubanos cuadraditos, adoramos y nos deleitamos desde el balcón al mar con un café o un vino pero no metemos ni la puntica del dedo en el agua, que está congelada y no es transparente. De allí nos fuimos a Disneyworld. Por tercera vez. Con más de cuarenta años en las costillas y un hijo adolescente aun seguimos disfrutando de este lugar cada rincón: desde los que hacen correr tu adrenalina como caballo desbocado hasta los que te cuentan como los astronautas se pueden sentir en sus cámaras o te recrean un proceso de evolución lleno de aventuras y sorpresas y los que te dejan boquiabierto con exóticos pájaros amaestrados y recuperados de la extinción. No hay tiempo para aburrirte y puedes comerte tres helados diarios que con tanta caminata estoy segura que no hay mucho de qué preocuparse. Y los detalles, cada uno de ellos, son impresionantes.
Por supuesto, Disneyworld también tiene sus detractores, pero como ven, esos no somos nosotros. Yo creo, que cada niño de este mundo debería tener el derecho y la oportunidad para llenar sus ojos también de estas maravillas. Y por supuesto, nosotros tenemos la esperanza de que algún día todos los niños de nuestra familia puedan conocer estos parques. Como nos dijo nuestro hijo, “si mamá, alguna día, aunque sea como ustedes a los cuarentas años”…espero que antes mijo, espero que antes.
Sí, porque nosotros ni siquiera conocimos las viejas "montañas rusas" de madera del Coney Island de La Habana que estuvo cerrado muchísimos años y según cuentan ha reabierto con la ayuda de algún “país amigo”, lo han renombrado "La isla del Coco" y donde además de entretenerse y divertirse todos los integrantes de la familia, también suceden cosas prodigiosas como algunos trasiegos, reventas, y otras pillerías. Mis memorias, como las de tantos, se quedaron apretujadas mirando de lejos los destartalados y herrumbrosos restos de "aparatos" del Coney y en el pequeño y pobre parquecito del Vedado al que haciamos un viaje de fiesta: "Jalisco Park".
Bueno, pues nada que quería contarles que cargamos pilas, nos hemos divertido mucho, y aquí estamos de vuelta a la rutina. Y seguramente habrá cuarta vez…
En el tiempo que viví en Florida, no me di el viaje a Disney, no se cuando será, la buena noticia es que hay uno en Paris asi que no tendré que atravesar el Atlántico. El parque de playa si lo conocí, recuerdo la montaña rusa, de madera, me subí la primera vez por curiosidad, la segunda porque me gustaba la muchacha que se sentó a mi lado, y como no llegamos a nada, no hubo tercera. Buen regreso de vacaciones, si es que algo así existe.
ResponderEliminarNunca he ido a Disney, la verdad es que ya no me llama la atención y no tengo niños pequeños, ni creo que tenga nietos, mi hija no está por la labor :-) pero si me acuerdo del Coney Island, íbamos muchos domingos cuando salía la familia al completo, y también al Jalisco, que a mi no me gustaba nada porque estaba el cementerio enfrente y cuando subías a la estrella se veía. Nunca subí a la montaña rusa pero había un trencito en el Coney que siempre hacíamos el viaje y también recuerdo que una tarde uno de mis hermanos se perdió en el salón de los espejos y el encargado tuvo que ir a buscarlo.
ResponderEliminarQue tengas un buen fin de semana.
Bienvenida Fermina.
ResponderEliminarEspero que las pilas te duren mucho.
Besos.
Yo era un detractor de la artificialidad de esos parques, pero me parece que no tardaré en hacer una visita al de París que me queda más cerca. Ya me gustaría ir a Orlando.
ResponderEliminarMe alegra tenerte de nuevo por aquí.
ResponderEliminarSólo conozco el de París. Y lo que me sorprendió es que los adultos disfrutaban más que los peques ;)
Besos, Fermina.
Gracias a todos por sus comentarios. Es una alegria mas.
ResponderEliminarPor aqui nos vemos!