viernes, 17 de diciembre de 2010

Cuando un amigo se va...

Para F. (desde este post)

Donde estés, a donde vayas…te acompañarán todos y cada uno de los que te amaron. Todos y cada uno de los recuerdos de los que te amaron serán abrigo. Ve tranquilo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

A must read

Discurso de Mario Vargas Llosa en la entrega del Permio Nobel.
7 de Diciembre del 2010.
(fragmento)
Lo recomiendo muchisimo...

“…Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.
La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan…”



miércoles, 15 de diciembre de 2010

Una Navidad cubana

No sabía lo que era la Navidad. Alguna noche de algún 24 de Diciembre escuché pálidas evocaciones de pavos asados con naranjas o rellenos a la francesa con carne y foie gras, y suaves murmuraciones de mi tía, que siempre fue de muy buen comer, añorando los exquisitos turrones de la temporada. No se hablaba de los árboles de Navidad ni de luces y mucho menos de ningún Santa Claus metiéndose por una chimenea trayendo regalos. La Navidad no significó nunca nada. (…ni siquiera sabia por qué la cantaban José Feliciano o José Luis Perales…). Diciembre era el último mes del año, era la expectación del 1ro de Enero para celebrar la Revolución, el Socialismo y dar gracias a Fidel.
Ahora la Navidad para mi familia es algo diferente. Aun no le damos un significado social o religioso, pero aprendimos a esperarla con un júbilo distinto. (Aunque nuestro hijo que vino con cuatro añitos disfrutó muchísimo escribir cartas a Santa y esperar sus regalitos la mañana el 25). Después de tanta vida a oscuras nos dejamos deslumbrar por la iluminación, el colorido, la fluorescencia. Nos dejamos consentir por la época del año y nos procuramos regalitos y antojos. La Navidad nos regaló otro motivo para reunirnos familia y amigos y comer frijoles, yuca y piernita asada como los días en que las abuelas nos consentían. Nos contamos los últimos encuentros y noticias de la isla y rememoramos los antiguos diciembres. Cantamos boleros, bailamos casino y nos complacemos con la extraña conmoción de poder brindar por una Cuba Libre sin miedo al vecino. Nos abrazamos, nos queremos, nos besamos.
No me he cuestionado mucho de dónde viene, por qué o cómo apareció la tradición. No lo necesito a estas alturas. Quiero que siga siendo lo que ha sido estos últimos años. Quiero que la magia que nos trajo (y que nada tiene que ver con tiendas abarrotadas, derroche, o enloquecimiento) podamos compartirla como hasta ahora cada noche de 24 de diciembre con música, canto, carcajadas y un traguito de ron.
Por si las ocupaciones de estos días no me dejan pasar por aquí les deseo una Feliz Navidad, Noche Buena o como le llame cada cual, una radiante y plácida noche de fin de año y un esplendoroso 2011 a todos. Todos ustedes, que cada día me han hecho sentir que puedo comunicarles algo y además lo consiguen apreciar. Mis agradecimientos y un abrazo cubano.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El invitado "especial"

Deberíamos sencillamente pasar la página del periódico y dejarlo así, ya que ellos han logrado entenderse. Pero como mi estómago se tuerce y aquí también es un sitio donde me gusta conversar, no puedo sencillamente dejarlo ir “así no más”.

¿Ya vieron a Raúl Castro celebrando Hanukkah con la comunidad judía en la Habana? Con traje formal y kipá encendió la primera vela de la menora. ¿Qué bendición recitaría este asesino de sangre fría al encender una luminaria en un día y lugar como este? ¿En que piensa la comunidad judía cuando deja entrar en sus recintos a esta clase de gente, en que piensa la comunidad judía cuando accede a este tipo de circo? No tengo más elementos que los que leo en la prensa, que las pruebas gráficas del hecho, pero que me perdonen si me comporto intolerante. ¿Los judíos, precisamente la comunidad judía de Cuba? Los Castros, una familia, un gobierno que persiguió cualquier creencia religiosa, que mató la fe, que metió en cárceles a hombres y mujeres por poseer una medallita de San Judas, o un crucifijo o tenían cuadros de Jesucristo en las paredes de su casa (al que muchos niños nacidos con la Revolución confundían con Camilo Cienfuegos). No, no estoy de acuerdo con el rencor, pero no dejaré entrar al asesino de mis hermanos, de mi familia, de mi pueblo a celebrar mi tradición, mi más íntima espiritualidad, cualquiera que esta sea. La comunidad judía tiene a uno de los suyos preso en las cárceles cubanas hace casi un año. Un judío norteamericano, Alan Gross fue detenido en el aeropuerto de la Habana a punto de regresar su casa. Se encontraba en Cuba para instalar y dar servicios de equipos de comunicación justamente a la comunidad judía en Cuba, la cual ahora no lo reconoce. Gross fue arbitrariamente preso, digo, secuestrado, y aun continua en un estatus desconocido, sin cargos oficiales, sin juicios previstos.
Su esposa, que por primera vez se encontró con él en Cuba en el pasado mes de Agosto, ha pedido al gobierno cubano que lo libere, le ha escrito personalmente al verdugo Castro implorando el regreso de su esposo que además tiene una hija con cáncer. La señora Hilary Clinton, el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para Latinoamérica, Arturo Valenzuela, y muchos más han pedido ante gobiernos ayuda para este caso, han intervenido en la ONU, han propuesto negociaciones, pero nada es suficiente para estos sicarios. Dicen las malas lenguas que el asesino quiere algo a cambio: sus cinco "heroes" espias/terroristas condenados en los Estados Unidos. Seguramente. Por el momento, vuelvo a preguntarme ¿qué hacia este monstruo que, como diría mi abuela, "no cree ni en la madre que lo parió", celebrando junto a los judíos en una ceremonia religiosa donde la tradición elogia la independencia?

viernes, 3 de diciembre de 2010

Del Coney de la Habana a Disney...

No, no fueron dos semanas de vacaciones. Solo una y luego la semana del regreso de las vacaciones que como muchos saben, sobre todo las que nos quedamos en casa, es como reencontrarse con la barbarie de un “breaking and entering”. La salida de siete días atrás dejó los trastos del desayuno sucios, la basura sin botar, la hecatombe de ropa por los "mete y saca" de última hora en las maletas, y el closet de la cocina atropellado después de rebuscar provisiones para más de 10 horas de viaje. La semana del regreso de la semana de vacaciones es el banco, el correo, el baño del perro que dejamos con los amigos, la compra del mercado, y el “pontealdia” por teléfono… Nos fuimos a la playa primero, que como cubanos cuadraditos, adoramos y nos deleitamos desde el balcón al mar con un café o un vino pero no metemos ni la puntica del dedo en el agua, que está congelada y no es transparente. De allí nos fuimos a Disneyworld. Por tercera vez. Con más de cuarenta años en las costillas y un hijo adolescente aun seguimos disfrutando de este lugar cada rincón: desde los que hacen correr tu adrenalina como caballo desbocado hasta los que te cuentan como los astronautas se pueden sentir en sus cámaras o te recrean un proceso de evolución lleno de aventuras y sorpresas y los que te dejan boquiabierto con exóticos pájaros amaestrados y recuperados de la extinción. No hay tiempo para aburrirte y puedes comerte tres helados diarios que con tanta caminata estoy segura que no hay mucho de qué preocuparse. Y los detalles, cada uno de ellos, son impresionantes.

Por supuesto, Disneyworld también tiene sus detractores, pero como ven, esos no somos nosotros. Yo creo, que cada niño de este mundo debería tener el derecho y la oportunidad para llenar sus ojos también de estas maravillas. Y por supuesto, nosotros tenemos la esperanza de que algún día todos los niños de nuestra familia puedan conocer estos parques. Como nos dijo nuestro hijo, “si mamá, alguna día, aunque sea como ustedes a los cuarentas años”…espero que antes mijo, espero que antes.
Sí, porque nosotros ni siquiera conocimos las viejas "montañas rusas" de madera del Coney Island de La Habana que estuvo cerrado muchísimos años y según cuentan ha reabierto con la ayuda de algún “país amigo”, lo han renombrado "La isla del Coco" y donde además de entretenerse y divertirse todos los integrantes de la familia, también suceden cosas prodigiosas como algunos trasiegos, reventas, y otras pillerías. Mis memorias, como las de tantos, se quedaron apretujadas mirando de lejos los destartalados y herrumbrosos restos de "aparatos" del Coney y en el pequeño y pobre parquecito del Vedado al que haciamos un viaje de fiesta: "Jalisco Park".

Bueno, pues nada que quería contarles que cargamos pilas, nos hemos divertido mucho, y aquí estamos de vuelta a la rutina. Y seguramente habrá cuarta vez…